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"Todos hemos nacido iguales, y los derechos de cada individuo disminuyen cuando los derechos de uno solo se ven amenazados". (J.F. Kennedy).

"Nada hay más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su tiempo". (Victor Hugo)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Retorna Zamná, el mensajero de la paz

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(Sipse.com) MÉRIDA, Yuc.- El trimarán Zamná inicia el camino de regreso a Cozumel, donde está previsto que atraque el 8 de enero de 2010.

Luego de surcar los mares de más de 20 ciudades costeras en al menos 10 países del mundo, desde hace casi cinco meses y cumplir la misión de llegar a Pireo, Grecia, el trimarán Zamná regresará a aguas mexicanas el 8 de enero de 2010, pero antes hará una parada en Santo Domingo, República Dominicana, el 23 de diciembre y en La Habana, Cuba, el 31 de diciembre, para las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

De acuerdo con los últimos informes proporcionados por su promotor, Manuel Díaz Rubio, el pasado martes 8 de diciembre la embarcación partió a las 10:30 horas de la Palma, Canarias.

Al término del recorrido, el trimarán habrá navegado 135 días, tiempo en que visitó varios puntos de América y Europa surcando las aguas del Océano Atlántico a vela rememorando el recorrido de hace más de 500 años de los navegantes Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes.

A su retorno a México, el Zamná permanecerá en la Isla de las Golondrinas para hacer trabajos altruistas a favor de comunidades desprotegidas, a través de la Fundación que llevará el nombre de la embarcación. Es posible que se convierta en museo.

El viaje que inició en Cozumel, Quintana Roo, el pasado 26 de agosto ha tocado puertos como Miami Beach, Nueva York, en Estados Unidos; Mallorca, Cádiz, Barcelona, Salinas, Santander, Valencia, Barcelona, en España; Lisboa, Portugal; Ostia, Roma, Italia; la zona del Mediterráneo en Túnez, Alejandría, Egipto; pasando por Pireo, Grecia, seguido de Canarias y Tenerife, llegará el 23 de diciembre a Santo Domingo y el 31 a La Habana, para cerrar el trayecto en Cozumel, Quintana Roo, el 8 de enero.

En su visita a Grecia el capitán Vital Alsar y don Manuel Díaz Rubio, quien acompañó al equipo en la mayoría del viaje, lanzaron sus gorras al mar, como ofrenda a Poseidón en agradecimiento por haber concluido el objetivo de hermanar dos de las más grandes cunas de las civilizaciones, la mediterránea y la mesoamericana, teniendo como embajador y tripulante a un niño de la isla de Cozumel.

Juan Pablo Tec Chim, de 12 años, y Carlos Antonio Aguilar Carrillo, de 11 años, fueron los dos niños elegidos para participar en la empresa; el primero sólo llegó hasta Nueva York, Estados Unidos, y el segundo subió al trimarán en Santander, España, y terminó su participación en Grecia.

En la tripulación también estuvo una invitada especial, una perrita blanca llamada "mensajera de la paz" que una niña de Cozumel cedió para que viajara en el Zamná, sin embargo debido a que su pequeña dueña la extrañaba mucho, la mascota sólo estuvo en alta mar 16 días.

Idea original:
La travesía "El niño, la mar, la paz y Cozumel" parte de una idea original del capitán Vital Alsar para promover el mensaje de la paz entre los niños del mundo, a través de la navegación y el amor por el mar.

Hermanados:
El proyecto consiste en una travesía marítima de Cozumel, "la isla de la Paz", hasta Grecia, en un acto de hermanamiento entre dos de las más grandes cunas de las civilizaciones.

Misa yucateca en el Zamná
La misión del trimarán Zamná es reconocida alrededor del mundo por todos aquellos que consideran a la paz como el oxígeno necesario para que la sociedad respire y uno de ellos fue el sacerdote yucateco Jorge Carlos Menéndez Moguel, quien a pesar de la lejanía con su tierra, expresa desde Roma, Italia, su aprobación a este proyecto de amor en el que hay coterráneos involucrados.

A continuación, presentamos una parte del mensaje que el padre Menéndez escribió acerca de la travesía del Zamná:

Una de las ocho bienaventuranzas del Sermón de la Montaña dice textualmente: "Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mt 5,9). Quien trabaja a favor de la paz se convierte en algo más que una persona pacífica; se convierte en un constructor de la paz.

Por eso, el abanderar una causa que busque eliminar aquellos obstáculos que dificulten las relaciones pacíficas entre los hombres, de cualquier lugar, de cualquier confesión, de cualquier tiempo y cultura, será siempre una opción evangélica.

El proyecto del trimarán Zamná dejó de ser un sueño para convertirse en un sembrador de paz en no pocos países.

Arropados por la guía del capitán Vital Alsar, toda la tripulación tocó tierra italiana con la nave en el puerto de Civitaveccchia. Junto con ellos hicimos una visita al Vaticano, en Roma, donde nos postramos con fe y devoción ante la tumba del apóstol San Pedro y también de Juan Pablo II para encomendarles esta aventura de paz.

Después, sobre el navío y en un improvisado altar de madera en forma de cruz y a los pies de una imagen dedicada a María Santísima de Guadalupe, tuve la posibilidad de celebrar al Santo Sacrificio de la Eucaristía donde le pedimos a Nuestro Señor la posibilidad de unirnos en palabras y hechos en nuestras vidas a seguir luchando por ser esas almas a quienes el evangelio proclama dichosas, felices, bienaventuradas por ser trabajadores de la paz. Porque si es cierto que quien trabaja por la paz debe prepararse para hacerle la guerra a todas esas formas falaces y mentirosas de paz, es verdad también que este trabajo no se logra por la sola virtud humana, sino también por la ayuda y la gracia de Dios: "Si el señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas", (Sal 126,1).

Tocan el corazón del mundo
El trimarán Zamná "El Mensajero de la paz", además de tocar aguas de diversos mares, tocó el corazón del mundo y fue recibido como héroe en los puertos; sin embargo, en Santander, España, fue donde se registró el recibimiento más significativo, pues miles de personas se dieron cita para darle la bienvenida a la tripulación y el niño maya que llevaron su mensaje de paz.

"Maravilloso, excelente, nunca lo olvidaremos", fueron las palabras que don Manuel Díaz Rubio, promotor del proyecto de la embarcación, usó para describir la aceptación de los españoles que visitaron el barco durante tres días.

En aquella ocasión más de 6 mil personas recorrieron los rincones del trimarán mientras estuvo en aguas del lugar donde nació el capitán Vital Alsar.

La fiesta de bienvenida fue encabezada por el alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, funcionarios y empresarios de la ciudad. La comunidad santanderina mostró su admiración al mensajero mundial de la paz y se desbordó sobre el niño maya a quien dirigieron buenos deseos en su encomienda, al mismo tiempo que le pedían llevar sus felicitaciones al pueblo de Cozumel por esta labor.

En el evento estuvo presente una persona que le ha dedicado gran parte de su vida a trabajar por la paz, el sacerdote Ángel García Rodríguez, premio Príncipe de Asturias de la Concordia y presidente de la agrupación mundial Mensajeros de la Paz, una Organización no Gubernamental con estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas.

Desde entonces, el Padre Ángel se sumó al proyecto y asesorará de cerca el trabajo de la Fundación Zamná que tiene como misión apoyar a sectores vulnerables para que tengan alimento y, posteriormente, una mejor calidad de vida.

El día del recibimiento un coro de la ciudad española interpretó el tema "Paz", escrito por el compositor yucateco Sergio Esquivel, el cual se convirtió en la canción emblemática de esta misión.

Otros de los momentos inolvidables que vivieron los tripulantes fue el 11 de septiembre en Nueva York, cuando la tripulación visitó la "zona cero" para pedir por la paz de las almas de los cientos de inocentes que perdieron la vida en aquel "martes negro".

En cada puerto que visitaban, el niño maya en turno improvisaba un discurso y entregaba la bandera de la paz a un niño del puerto anfitrión, para que la izara en algún lugar público. Posteriormente, recorrían la ciudad para conocer sobre la cultura del lugar.

César Benjamín Ontiveros Cubillos, miembro del Club Rotario Internacional, fue la mano derecha del capitán Vital Alsar en esta encomienda en la que la paz fue la principal tripulante del Zamná que sigue en mar llevando su buena vibración para los corazones del mundo.

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