Frases para ciudadanos:

"Todos hemos nacido iguales, y los derechos de cada individuo disminuyen cuando los derechos de uno solo se ven amenazados". (J.F. Kennedy).

"Nada hay más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su tiempo". (Victor Hugo)

jueves, 4 de febrero de 2010

Iñaki Ezkerra: '¿La culpa es de Suárez?'

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(La Razón).- Es ya un tópico recurrente de cierto sector de la derecha española echarle la culpa a Suárez cada vez que se habla de los inconvenientes del sistema de las autonomías, de las reformas estatutarias o de los excesos en general de nuestros nacionalismos periféricos. Y siempre que alguien me repite esa frase manida –«la culpa de todo la tiene Suárez»– no puedo evitar acordarme de ese tipo de seres que uno se encuentra por la vida y que, pese a tener ya cumpliditos los treinta añazos, le siguen echando la culpa de todos sus fracasos académicos, profesionales, sociales, matrimoniales, sentimentales y existenciales a un padre duro o blando, despreocupado o autoritario que «no supo comprenderlos». Y es que con treinta años ya no le puedes seguir responsabilizando a tu padre de haberte dado una terrible infancia. Por muy desentendido u hosco o fascista o bestial que fuera tu progenitor, has tenido demasiado tiempo para enderezar tu vida. Tu niñez puede haber sido todo lo triste que tú quieras pero desde entonces ya ha llovido bastante como para que te sigas relamiendo las heridas del día en que te castigaron injustamente sin postre. Con la democracia española me pasa lo mismo que con esa genuina especie de gandules. Uno va tranquilamente por la calle y de pronto se topa con la democracia española que le viene a contar la lacrimógena historia de que las autonomías son ingobernables o de que los nacionalismos son insaciables por culpa de lo mal que hizo las cosas Suárez. Y entonces lo único que a uno se le ocurre decirle a la democracia es eso, que «con más de treinta añazos no se puede venir con estas historias» y que ya «ha pasado demasiado tiempo como para poder cambiar lo que se hizo mal». Dicho de otro modo, después de Suárez ha habido cuatro presidentes de Gobierno en España. Si Aznar y González con ocho y catorce años que estuvieron en La Moncloa, respectivamente, no cambiaron lo que Suárez no hizo bien alguna responsabilidad tendrán en ello por no hablar del actual inquilino de esa santa casa.

En realidad estos reproches en diferido contra Suárez abundan en un vicio muy español, que es echarle siempre alguien la culpa de nuestros errores y defectos. En realidad estos retardados reproches al padre de nuestra democracia son una vuelta de tuerca al famoso «contra Franco vivíamos mejor» en el que aún incurren los nacionalistas y cierta izquierda rancia que no sabe que Franco lleva muerto treinta y cinco años. Otros –o quizá los mismos– todavía siguen viviendo contra Aznar cuando hace seis años que se fue del poder. Y otros, esta vez de signo diferente, también viven mejor contra Zapatero, o sea que se pasan el día criticando al Gobierno, pero luego se lanzan a la yugular de la oposición en cuanto pueden. Hay quien piensa que estos últimos esconden un afán lucrativo, pero se trata sólo de un incorregible atavismo hispánico y de una total ausencia de ideas propias. Estar siempre contra alguien sin ofrecer ninguna alternativa les libera del vértigo de tener que pensar. Suárez superó ese vértigo hace más de tres décadas y trajo una democracia. Hizo lo que pudo o lo que supo hacer. En estos días una serie de Antena 3 le está haciendo algo de justicia a aquel hombre que no se conformó con vivir contra el recuerdo de Franco y asumió sus responsabilidades. Asumió eso, el destino de que le echaran de todo la culpa a él.

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