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(La Razón).- Aquí hay gato encerrado. De repente nos advierten los controladores militares del peligro que supone para la seguridad del Estado la detallada información que la web de AENA ofrece de los vuelos del Rey y del presidente del Gobierno. Al mismo tiempo, el ministro de Fomento saca adelante el decreto que «baja los humos» drásticamente a los controladores de AENA. ¿Tienen alguna relación ambos hechos?
¿Por qué descubren precisamente ese grave agujero en la seguridad nacional controladores militares? ¿Es que éstos se hallan ahora supervisando y auditando los procedimientos y operaciones de AENA? ¿Es que AENA no cumplía con esas auditorías y esas supervisiones? ¿No debe ser regularmente auditado todo sistema de seguridad para verificar y certificar su inviolabilidad? ¿No se utilizan, de hecho, para esas auditorías, expertos o «hackers» que ponen a prueba dichos sistemas? ¿Es que AENA no sabe que hoy el más tonto fabrica bombas además de hacer relojes? ¿Cómo puede ser un tema de debate en los medios de comunicación si son suficientes los quince minutos arriba o abajo que tarda el usuario en obtener tal información o los rudimentarios distintivos amarillos en vez de rojos o azules que se usan para esos «altos vuelos»? ¿Cómo puede ser un tema de debate público la seguridad del Estado? ¿Por qué se filtra este material ahora a la prensa? ¿Se está intentando desacreditar a AENA para neutralizar su respuesta al Gobierno?
Cuando un banco descubre un agujero en su seguridad, se lo calla y lo corrige por que es seguridad lo que, entre otras cosas, vende a sus clientes. ¿No tiene más razones para hacer lo mismo el Estado con los ciudadanos?
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