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"Nada hay más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su tiempo". (Victor Hugo)

jueves, 22 de octubre de 2009

Entrevista a Iñaki Ezkerra en El Correo Digital

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Cree que un lehendakari «capaz de» movilizar frente a un atentado indica que «es hora de recobrar la normalidad»

22.10.09 - MANU RUEDA (El Correo Digital)

El escritor Iñaki Ezkerra acaba de publicar un nuevo libro, 'Exiliados en democracia' (Ediciones B), donde relata la situación de personas que, como él, se han visto forzadas a abandonar el País Vasco «por la amenaza de ETA» y la presión «de los nacionalistas» experimentada en su vida diaria.

-¿Qué ha querido transmitir con 'Exiliados en democracia'?
-Tocar un tema que lo he experimentado yo. Ahora que llevo dos años viviendo en Madrid, soy consciente de lo que he aguantado en Euskadi. Una de las cosas que uno se da cuenta es de lo insólita que es la situación en el País Vasco, y cómo uno se acostumbra a vivir en condiciones que son inaceptables. No me refiero exclusivamente a la amenaza de ETA, sino a que te tengan que mirar con odio, desprecio, asco, ironía...

-Usted cifra en 200.000 el número de exiliados. ¿Esta cantidad ha aumentado o disminuido en los últimos tiempos?
-Es imposible saberlo porque la cifra es aproximada, ya que a nadie le ha interesado elaborar un estudio sobre la gente que se ha marchado. Con este libro yo he tratado de renovar un poco el género del tema vasco. Está muy trillado y, tras una fase historicista y periodística -yo mismo incurrí en una cierta literatura de resistencia y denuncia de la situación-, en esta publicación hay más dosis de autocrítica.

-¿Puede poner ejemplos?
-El propio movimiento cívico tenía mucho sentido en un momento en el que el nacionalismo estaba en el poder y ETA asesinaba. A partir de que se produce el cambio en Ajuria Enea, es la hora de las individualidades, de recuperar la normalidad. Ahora tiene mucho menos sentido el movimiento cívico, desde que tenemos un lehendakari que cuando hay un asesinato de ETA es capaz de congregar a la ciudadanía.

-¿Mantienen alguna relación entre quienes han tenido que marcharse de Euskadi?
-Depende de las personas, porque hay gente que se marchó por la meteorología y ahora la está montando, mientras que algunos que se fueron realmente amenazados no quieren ejercer de exiliados.

-Usted dice en el libro que el exiliado tiene una necesidad vital de deshacerse de disfraces.
-No se abandona la comunidad provinciana para reproducir la provincia lejos de tu lugar de origen. Madrid tiene una gran ventaja y es que, cuando la elogias, nadie te da las gracias, porque nadie se siente dueño de esta capital.

-En su libro cita a los ex presidentes del PP vasco Jaime Mayor Oreja y María San Gil. ¿Cree que se ha rebajado la crispación política en Euskadi desde la llegada a la presidencia de Antonio Basagoiti?
-Obviamente. Basagoiti es una persona con gran cintura política. Ni con Jaime Mayor Oreja, ni con María San Gil, ni con Carlos Iturgaiz se podría haber producido este cambio. La apuesta de 2001 era intentar que el constitucionalismo tuviera un político de entidad en el País Vasco. Hay que reconocer que, al margen de totalitarios, Xabier Arzalluz, incluso Arnaldo Otegi, han sido pesos pesados de la política frente a un constitucionalismo que no tenía líderes de la misma talla. Los que había se fueron quemando. La apuesta de Mayor Oreja era para que ocupara esa plaza, pero estaba ausente de la vida vasca y preocupado por otras cosas.

-¿Creía que el cambio podía ser factible?
-Ha habido personas que han roto las reglas del juego, que consistían en tapar las fisuras del mundo constitucionalista por el bien de todos. Rosa Díez estaba haciendo crecer un partido a costa de cargarse un movimiento cívico. Mayor Oreja, por su parte, colaboró a que se abriera un abismo entre Madrid y el País Vasco.

-¿Cómo ve el pacto de estabilidad entre PSE y PP?
-Hay sectores que están dramatizando que Patxi López no le dé al PP la Diputación de Álava. Basagoiti está jugando a la carta de la generosidad, que es muy importante. Quizás Basagoiti es el único político de España que está demostrando que puede darse la generosidad en política. Ya habrá manera de rentabilizarlo. Lo único que se pone en evidencia es que no hay el mismo talante en el PSOE.

Órdagos del nacionalismo

-¿Cuál ha sido el principal cambio con el nuevo Gobierno vasco?
-Una cosa que ha cambiado en el País Vasco son los órdagos del nacionalismo. Los nacionalistas se han pasado toda la vida lanzando ultimatums, amenazando siempre con que iban a romper algo; una situación que no se da ahora con la pérdida de poder.

-¿Este Ejecutivo puede perdurar?
-El reto de Patxi López es demostrar que es mejor que los que estaban antes en el poder.

-Precisamente, según escribe en su libro, un reto del Gobierno vasco es facilitar el «regreso de los exiliados vascos». ¿Cómo puede hacerse?
-Creando un clima de confianza y con una voluntad de resarcir. Hay que recordar la monstruosidad que se hizo con tantos profesores que se tuvieron que marchar. Se aprovecharon de perfiles lingüísticos y fisuras para colar una auténtica depuración.

-También habla de los «tres exilios» del constitucionalista.
-El primero se produce en la Transición, cuando quienes no éramos nacionalistas empezamos a ver cómo personas con las que nos habíamos relacionado toda la vida se hacen nacionalistas. Como uno no quiere entrar en esa secta, se produce una ruptura de afectos con gente que, de repente, se cree que es dueña del país. Un segundo exilio se produce en la década de los noventa, frente a unos cómplices que vienen de la izquierda, porque avanzan una doctrina de claudicación al nacionalismo. Empiezan a ver signos de derechismo en que no transijas con el nacionalismo totalitario.

-¿Y el tercero?
-Es el que uno no se esperaba. Es cuando uno hace un viaje de izquierdas a un centro democrático y, de repente, se encuentra con una derecha desquiciada que lo subvierte todo. Los principios compartidos son sustituidos por los sectarios o, incluso, ultraderechistas. Quien se ha marchado por franquista de Euskadi cree que la respuesta a ETA y el nacionalismo es para abrazar sus valores y se produce un malentendido.

ANEXO: Video-entrevista realizada a Iñaki Ezkerra por nuestros compañeros de la Agrupación Digital.

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