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(La Razón).- Me asombra la falta de sentido del derecho que tienen algunos políticos y hasta algún ex fiscal. Hablo de los que ponen el grito en el cielo porque un partido como Falange, que está legalizado, pueda «ganar un pleito» contra Garzón. Aquí es que hay algunos que creen que basta con ir de rojillos por la vida para poder saltarse las leyes, y que yendo contra la Falange, me recuerdan paradójicamente a los casos que me contaba mi padre de falangistas que en los años cuarenta se presentaban con todas las medallas de guerra en la pechera ante el juez que los iba a juzgar por estafa.
Aquí se está pretendiendo aplicar una «ilegalización de facto» a un partido legalizado constitucionalmente y eso remite al «apartheid», al famoso «negro, tu dinero no vale en este bar». Si ha habido quienes teniendo toda la capacidad para iniciar acciones legales contra un partido que consideraban antidemocrático, se han callado durante tres décadas de democracia; si han alentado la existencia de la extrema derecha para así desprestigiar a la derecha en general, que asuman las consecuencias. Si quieren negarles a los falangistas el derecho a pleitear, que se atrevan a ilegalizarlos. El problema es que entonces habría que ilegalizar también a los comunistas y a los nacionalistas sabinianos.
Sin sentido del derecho no hay sentido democrático. El fascismo empieza por negarle al otro la igualdad que le dan las leyes. «Bibiana, tienes trabajo».
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