(Noticia dedicada a mi amigo Iñaki Ezkerra, y a Antonio Aguirre por agresiones).
La crisis que sufrimos muchos españoles hace que algunos se atrevan a lanzar extrañas iniciativas. Es evidente que todos tenemos un precio, y hay quienes incluso lo ponen por escrito en e-bay. En este caso, como se detalla en la noticia de Libertad Digital que reproduzco seguidamente, la patada en los testículos a un valenciano es más barata que la patada a un vasco (la patada a los testículos de Antonio Aguirre, del Foro Ermua, le costó a su agresor 900 euros).
Un usuario del portal de subastas Ebay ha adjudicado que le propinen una patada en la entrepierna por 500 euros. Ofrece la posibilidad de caracterizarse de político, jefe, etc, a gusto del ganador de la puja. Ya se subasta una segunda patada.
(Libertad Digital) Por sorprendente que parezca, la iniciativa ya se ha repetido. Este mismo viernes se cerró la subasta para propinar una patada en los testículos a un vecino de Valencia. Éste colgó una subasta en el portal de Internet e-bay para que le dieran una patada en los testículos. De esta manera, según rezaba el artículo en la página de subastas, el comprador del servicio podría "desahogarse ante una mala racha".
El ingenio en tiempos de crisis parece no tener fin. Desde que se pinchó la burbuja inmobiliaria, se dispararon los tipos de interés y comenzó la sangría laboral hemos visto cómo algunos particulares han tratado de sorteado su vivienda con la venta de papeletas de 5 euros. Otros han ofrecido su vivienda al primero que se hiciera cargo de lo que le quedaba por pagar de hipoteca.
Esta vez, el objetivo es obtener una liquidez importante de forma rápida aunque ello le conlleve un importante dolor testicular. La patada en la entrepierna salió a subasta el 30 de diciembre por 500 euros y la venta se cerró este mismo viernes con una sola puja por la misma cantidad.
Las condiciones del contrato incluían la posibilidad de que el vecino que ofrecía sus genitales para ser pateados, se caracterizara para la ocasión al gusto del comprador, bien de jefe, de líder político o de suegra, siempre y cuando los gastos de maquillaje e indumentaria corran a cargo del ganador de la subasta.
Además, garantiza que sólo llevará como protección la ropa y unos calzoncillos y que exime al pateador de cualquier "responsabilidad por cualquier posible secuela, gastos de hospital y demás que puedan ser originados por el golpe". Sólo pone dos condiciones, que el comprador esté descalzo para dar la patada y que "no coja carrerilla". A cambio, ofrece gran realismo "con un retorcimiento de dolor".
El vendedor propone que el encuentro se produzca en Valencia en fin de semana aunque asegura estar dispuesto a desplazarse para recibir la patada siempre que los gastos de transporte corran a cargo del vencedor de la puja.
Fuentes de Ebay han señalado que la empresa sigue un proceso de filtrado de la cantidad de ofertas que les llegan. El 75 por ciento de los productos que podrían resultar susceptibles de prohibición se eliminan de forma automática y el resto de manera manual. Aunque es raro, también podría retirase un producto una vez finalizada la puja y todos los vínculos que dirigen a él. De igual manera, la firma investiga los resultados de las ventas para comprobar que no se produce fraude en las pujas, recalcaron.
Desde el portal comentaron también que las ofertas que llegan de venta a través de internet son, en ocasiones, tremendamente singulares y recordaron el caso de un joven que subastó a los internautas la posibilidad de vivir un año de su vida, utilizando su casa y objetos personales.
Imitadores
Si este viernes ha finalizado la puja, este sábado se ha abierto una nueva que sube el precio de salida hasta los 6.000 euros con las mismas condiciones anteriormente descritas. En esta ocasión se trata de un vecino de Ciudad Real (según figura en la información de la subasta) que se muestra dispuesto a viajar a Valencia para el evento.
A dos días de que finalice la subasta, nadie parece todavía dispuesta a pagar los 6.000 euros por propinarle a este ciudadrealeño una soberana patada en los testículos.
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