El pasado 5-M, entre los invitados al Parlamento Vasco, estaba una amiga mía, Maria Victoria. Ella, que nunca quiere perderse un momento histórico, ha decidido compartir con nosotros sus vivencias en la siguiente crónica:
Ayer estuve en Vitoria. En el Parlamento Vasco. Llegué un pelín tarde porque me tuve que tomar un café antes de entrar en la sala porque si no lo hacía mi vida estaba en peligro (jejejejeje, soy única haciéndome la interesante).
El caso es que yo no vi los 500 invitados de los que hablan en la prensa. Hay setenta y cinco diputados. En el primer piso de tribuna había unas diez personas (eran "los cargos institucionales") y en el segundo piso estábamos unos 80 (amiguetes y demás). Si entre los invitados se cuenta a los periodistas, puede que sí salgan. Aunque también me dijeron que había una sala de televisores separada de todos nosotros entre los que no sé cuántos podrían estar...
Por la mañana fueron las intervenciones de los dos candidatos. Es decir, Ibarretxe y López.
Empezó López con un discurso de hora y media. Fue un discurso encorsetado, algo populista, porque era vacío. Enumeraba un montón de cosas que pretendía hacer pero no concretaba la forma de llevarlas a cabo ni hablaba de cifras económicas. Tuvo la desfachatez de nombrar la violencia de género como una forma de terrorismo. Considero un error que lo hiciera porque es mentar la bicha en casa del herrero.
Además, casi al final de su discurso, hizo lo peor de todo: un recorrido por su familia, explicando que su abuelo se había quedado ciego trabajando en no sé dónde, que su padre no sé qué y tal. Es decir, como Víctor Manuel con su abuelo picador allá en la mina. ¿Por qué considero que fue un error? porque bajó el discurso político a la categoría de mitin. Y de forma totalmente exenta de sentido común. Cada uno de nosotros tiene la familia que tiene. Y nuestra vida no ha de verse -necesariamente- marcada por ella. Exactamente igual, sensu contrario, se puede decir: Yo provengo de una familia muy rica y sin embargo estoy aquí, dejándome la piel para luchar por la justicia y la igualdad ante las leyes de todos los vascos. Es decir que, repito, esos datos no tienen ningún valor.
Tras su discurso salí a tomar otro café pero, HORROR, la cafetería del parlamento ha sido clausurada pr culpa de la ley del tabaco -ignoro la relación que puede haber entre ellas-. Lo cierto es que no funcionaba, por lo que salí a echar un cigarro con un diputado del PSE y un concejal de Bilbao del PP. Los dos alabaron la mención a la familia de López, por lo que permanecí en silencio. Aunque algo notaron los dos en mí pues se vieron obligados a explicarme que durante la campaña el PNV se había metido mucho con él por ser pobre, tener estudios insuficientes y todas esas cosas que suelen decirse para molestar. Lo tomaban como una reivindicación, y yo no repliqué. Sólo dije que lo comprendía. Como los japoneses, vaya, que cuando afirman con la cabeza no quiere decir que estén de acuerdo con lo que tú dices, sino que comprenden las palabras.
Luego apareció Ibarretxe en la tribuna, revestido de esplendor. Es decir, tenía aún peor cara que una servidora. Daba la impresión de acabar de echar la pota tres minutos antes. Resentidillo, habló interminablemente del número de votos recibidos por cada uno. Intercaló (lo hacían todos) algunas parrafadas en vasco. Y ello me hizo pensar que es un idioma que está tirado porque Ibarretxe ha aprendido a hablarlo bastante bien en mucho menos tiempo del que Zapatero está invirtiendo en estudiar inglés, con muy dispersos resultados.
Visto desde arriba, Ibarretxe tiene el logotipo de C's puesto en la cabeza aunque sea invertido, es decir, el bocadillo del TBO lo tiene al revés, pues lleva la raya a la derecha. Vaya calva chapucera, Dios mío, ya podía haberse gastado los realines de la hucha en solucionarlo un poco porque entre lo feo que es y las orejas, que también parecen crecerle como a los muertos, estaba hecho un adefesio. El discurso fue de resentido y sólo se salvó porque él sí que dio las cifras que pensaban gastarse en distintos apartados, por lo que resultó con algo más de altura en ese sentido. Pero era tal el odio que destilaba, que invalidaba todo lo demás.
Llegó incluso a decir -y lo repitió dos veces- que el PSE tenía en aquella cámara 38 votos para destruir y sólo 25 para construir algo, lo cual resultaba claramente insuficiente. Criticó la coalición con saña y dijo algo que me hizo reír: Sr López. Aún no es Lehendakari y ya ha incumplido dos promesas electorales. Una, que iba a ganar las elecciones. Y es mentira porque las he ganado yo. Y 2ª, que no iba a pactar con el PP y lo ha hecho.
Yo estaba inmejorablemente situada. Sin saberse cómo, estábamos en el palco colocados divinamente: los (aunque en realidad LAS, porque sólo había un hombre entre ellas) palmeros de Ibarretxe en un lado y los constitucionalistas enfrente. Así que las caras de odio de Ibarretxe se veían perfectamente duplicadas enfrente de mí. Al terminar la exposición, todas se pusieron en pie y le dedicaron un aplauso con lágrimas en los ojos. Lágrimas que no llegaron a salir, como harían por la tarde. Porque tengo que decir, que por la tarde, LLORARON. Os aseguro que no estoy de coña.
Pausa para tomar algo en una pizzería. tras ella, hablarían los grupos que no se presentaban a la Lehendakaritza, media hora cada uno, y, según su representación, de menos a más.
Empezó, pues Gorkita Maneiro. Representante de Rosa 10. Tiene tonsura en lo alto de la cabeza. Dada su juventud, pensé que podría ser cura (jajajaja) y que se la había hecho con la máquina de afeitar.
Su discurso fue... no sé como deciros... ¿de corte falangista? Además, ese chico tiene un problema, como Rosa. No se dan cuenta de sus propias posibilidades. Y eso es importante en la vida, saber el sitio que ocupas y hasta dónde puedes llegar.
Empezó con una parrafada en vasco !!!!! Luego, esbozó su programa y dicho resumen resultó de esta manera:
EXIGIRÉ, decía, que los parlamentarios vascos, antes de tomar posesión, juren la Constitución española. De ello se deducía que el que no lo hiciera, a la calle.
EXIGIRÉ, dijo también, que no se tenga que estudiar vasco en ningún sitio. Ello resultaba contradictorio con sus primeras palabras, pues parecía pretender que el idioma se convirtiera en secreto para que sólo tuvieran acceso a él unos cuantos elegidos.
Y terminó diciendo que votaría a favor de López ¡PORQUE HABÍA SIDO AMENAZADO POR ETA! Como veréis, resultaba una razón muy enjundiosa.
En fin. Me dio algo de lástima el pobre chico porque, a pesar de haber obtenido su escaño por Álava, no había conseguido que fuera a verlo ni su santa madre. Quizá esa fue la causa de que no tuviera ni un solo aplauso en la sala y que, durante su discurso, los diputados leyeran el periódico o se contaran chistes verdes. En fin.
Luego subió a la tribuna el representante de Eusko Alkartasuna aunque siento deciros que sus palabras han escapado a mi memoria. Imagino que diría lo de siempre. El caso es que no causó ninguna impresión y tampoco obtuvo ni un aplauso.
Suerte parecida tuvo el de Ezker Batua, que reivindicó la gran patria vasca de izquierdas, pero de una izquierda de verdad, y no como el PSOE, que estaba vendido a los grandes capitales. Vamos, que nada nuevo bajo el sol.
Y luego salió a escena Ainzane Ezenarro, la representante de Aralar.
Frente a mí, aunque escoriados hacia mi derecha, había dos chiquitos, dos navajeros auténticos, con estética nekane, pelitos de punta, camisetas negras y clavos y piercings estratégicamente distribuidos. Yo no soy miedosa, creo que ya lo sabéis, pero no habría entrado en mis planes pedirles fuego en un callejón oscuro porque la palabra ·fuego· disfruta de distintas acepciones. Pues bien, eran los dos palmeros que había llevado Aralar.
Al empezar el discurso su jefa, se pusieron en pie y asentían con la cabeza de tal forma, que comprendí que no la tenían sujeta con tornillos.
La sra. Ezenarro no dijo en español ni buenos días. Se extendió sobre el gran frente vasco que había que formar contra los vendepatrias y anunció movilizaciones en la calle. También dijo que estaba harta de que se nombrara el terrorismo refiriéndose a Eta porque el auténtico terrorismo el LA VIOLENCIA DE GÉNERO. ¡Toma ya!
Anunció que votaría a Ibarretxe –lo cual constituyó una sorpresa para todos- y recordó los cien mil votantes que habían sido privados de sus derechos.
Los dos navajeros se rompieron las manos de aplaudir. Lástima que fueran sólo dos.
Luego subió Antonio Basagoiti. Leyó un discurso bien cimentado, aunque frío para mi gusto, sobre el frentismo continuo de los gobiernos PNV, el terrorismo, la obsesión de que los vascos tenían que ser sólo lo que el PNV quería y muchas cosas más. Como supongo que lo habréis escuchado o leído, no me extiendo más.
Pero sí os contaré que mientras hablaba, en la radio Euskadi, empezaron una tertulia sobre corbatas y afirmaron que la corbata de Basagoiti no les gustaba en absoluto, que el nudo estaba mal hecho, etc. (Esto era una pincelada descriptiva sobre la forma que tienen en los medios vascos de informar, pues su discurso tuvo que ser escuchado desde otros sitios. Dicha interesante tertulia sólo finalizó cuando él dejo de hablar).
Se hizo una pequeña pausa en la que estuve con la tía de Basagoiti, que ya se iba a su casa, y comentamos divertidas lo triste que es comprobar los pocos años en que somos “fulanita de tal”, ya que con facilidad pasamos de ser “la hija de” a “la madre de”, “la tía de” y así sucesivamente.
Ahora doy paso al turno de contrarréplicas. Para una mejor comprensión no seguiré los hechos cronológicamente sino que mi narración se va a centrar en las distintas afirmaciones o acusaciones y las contestaciones dadas.
Como resumen ponderativo de las mismas diré que:
-Joseba Egibar: comenzó su intervención leyendo el discurso de María San Gil hace cuatro años, en el que ponía al PSE como un pingo. Luego hizo un recorrido sobre las frases dichas últimamente por distintos dirigentes del PP, desde Mayor Oreja –sabéis que ha sacado la conclusión de estos resultados electorales de que ETA quería que el PNV fuera sacado de la Lehendakaritza-, Aznar, etc.
-Ibarretxe se soltó el pelo (difícil, pero descriptivo). Me pareció un magnífico parlamentario, ingenioso, chistoso incluso, de manera que consiguió que yo misma le aplaudiera. Defendió sus argumentos con soltura y me demostró, como os digo, que es un buen parlamentario. Al parecer, hoy entrega su acta. Durante la pausa anterior, había escuchado a algunos diputados del PNV que si continuaba un minuto más en el Parlamento los destrozaba para siempre y que en las próximas elecciones no sacarían ni un rabo. Veremos.
Recordó los cien mil votantes que no estaban representados en la Cámara y dijo que representaban siete escaños que habrían votado su designación.
Hasta ahí, flojito y “machaca moya”. Pero luego se creció.
Dijo que tenía que reconocer que el PP vasco estaba en las antípodas de su pensamiento pero que reconocía que siempre habían sido gallardos y valientes, por lo que merecían su respeto, y que siempre también habían defendido sus postulados de cara, lo cual era muy de agradecer porque nunca engañaron a nadie. Vamos, que decían cosas malas malosas, pero que las decían en voz alta y con dignidad.
En cambio, ustedes... –continuó- tanto los del PSE como los del PSOE... ¡No son de fiar! Y de forma simpática y dicharachera enumeró la cantidad de veces que el PSOE había engañado deliberadamente a unos y otros, los acusó de trapaceros de la política, dijo que para gobernar siempre se habían aliado con unos y otros sin importarles de que lado les venían los votos porque sólo buscaban coger el poder.
A eso no contestó Patxi López, que estuvo mejor que por la mañana, más seguro y eficaz. Pero continuaba empleando ese tonillo doctrinario y populista de los sociatas. Dijo muy despacito, como si todos fuéramos tontos, que en la cámara estaban representadas todas las ideas. TO-DAS LAS-IDEAS. Y que sólo las pistolas se habían quedado sin entrar.
Aseguró que Jaime Mayor no estaba a la cabecera de su cama (jis, jis, jis) y que sus declaraciones no le hacían ninguna mella. Reconoció que ni con Jaime Mayor ni con María San Gil habría llegado nunca a ningún acuerdo, pero que ahora, con el nuevo equipo, este sí que había sido posible).
Ahí fue cuándo apareció Rajoy en la tribuna del segundo piso, acompañado de Alfonso Alonso. Los dos se mantuvieron muy interesados en el debate y torcían el morro de vez en cuando, aunque Alonso prefería decirle secretitos al oído.
-José Antonio Pastor. Hizo un discurso soberbio. Perfectamente estructurado. Y lo vendió bien, con una voz estupenda y una dicción perfecta. Demostró que tiene mucha mayor altura que López y me dio rabia que no fuese él el nuevo Lehendakari. También sentí que no estuviera en el Parlamento General, porque nos tienen acostumbrados a discursos y réplicas de la Srta. Pepis. Al “y tú mas” sobre todo. Y eso es una pena.
-La Sra. Ezenarro repitió que en el Parlamento –POR FAVOR, FIJÁOS QUÉ BESTIAAAAAAAAAAAAA- no estaban para representar ideas sino personas. Y que había cien mil vascos que no tenían representación porque no se les había permitido votar. ¿A que es bonito? ¿A que os gusta? A mí me apreció precioso. Al parecer, ella no está allí por sus ideas sobre la gran Euskalherria sino porque hubo unos cuantos tíos, parecidos a los navajeros-palmeros que la acompañaban, que habían cogido papeletas de una rifa en la que ella resultaba ser el premio con un lazo negro en la cabeza.
Luego recalcó que ya estaba harta de que se nombrara el terrorismo de Eta porque el auténtico terrorismo el es de la violencia de género, con esa cantidad de mujeres que todos los años son asesinadas. ¿A que os gusta también? Sólo le faltó nombrar las víctimas del Yakolev y del avión de Spanair que se estrelló el verano pasado.
Los navajeros-palmeros asentían con la cabeza con un furor tal, que comprendí que no eran muñecos de resorte, llenos de tornillitos. Habrían perdido alguno. Aproveché la coyuntura para acercarme a ese lado y poder escuchar los lamentos que intercambiaban con las palmeras del PNV, que ya habían empezado a llorar. Se pasaban kleenex, os lo aseguro. Era todo muy emotivo.
-Las intervenciones que hicieron por la tarde los representantes de UPyD, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua fueron inanes. Tampoco nadie aplaudió ni tuvieron consistencia, así que las olvido.
-Iñaki Oyarzábal había estado todo el rato desgranando amores sobre la oreja de Basagoiti. Y ya llegó el momento de que contestara éste.
Empezó diciendo que agradecía mucho al Sr Ibarretxe las palabras tan bonitas que había dicho de ciertos miembros de su Partido. Recordó también que Egibar había empleado su discurso en nombrar a muchos de ellos. Por tanto, dijo entonces, ESPERO QUE VOTEN A MAYOR OREJA EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES EUROPEAS.
La cámara se vino abajo. Las risas se mezclaban con los aplausos y los dos aludidos se quedaron KO.
Luego recordó que a él sólo le habían votado los vascos. Porque son tan vascos los que votan a un partido como a otro. Y que daba igual que fueran de una margen u otra de un río. Que los vascos habían elegido esa cámara y que con eso había que contar, por mucho que se empeñara Ibarretxe en repetir los votos que habían obtenido unos y otros.
Enlazando con ello, se sintió triste porque habían hablado allí de sus 13 votos como si estuvieran apestados. Y dijo que estaba apestados porque iban a ser para Patxi López. Porque –dijo entonces- Sr. Ibarretxe; si usted viera que yo ahora cogía a los miembros de mi grupo y les diera la orden de que le votaran a usted, le parecerían unos votos preciosos. Jajajajajajaja. Otra vez la cámara se vino abajo.
En fin; se hizo una pausa antes de la votación. Yo estuve con diputados del PP, y con un socialista que va a ser consejero de no sé qué gaitas. Empecé a darle un poco de caña –pero todo con muchas risas porque andábamos todos muy contentos- así que le dije que me daba pena que Patxi hubiera nombrado varias veces a Buesa, como “hacedor” del plan de educación vasco, y que no hubiera dicho nada de Recalde, que fue su antecesor en el cargo, también víctima de ETA (le pegaron un tiro en la mandíbula) y presente en la sala, pues estaba justo detrás de mí junto con su mujer. La cosa quedó un tanto en el aire, porque no parábamos de reírnos, tal era nuestro estado de ánimo. Luego dije: ¿os imagináis que ahora, en la votación, aparezca algún tránsfuga y perdiéramos?
Este diputado contestó, muerto de risa, os lo aseguro, que desde hace algunos años se prohibía la afiliación a cualquiera que se llamara Tamayo.
Luego les conté que las palmeras del PNV estaban llorando allí arriba y él contestó que andaba muy preocupado porque todas las calles estaban llenas de ciudadanos llorando porque se iba Ibarretxe. Continuamos riéndonos, claro, porque los que estaban en la puerta, habían aplaudido a rabiar a Pepiño Blanco, llegado minutos atrás y ya convertido en un gran estadista. (jejejejeej)
El caso es que entramos para la votación y ésta se desarrolló según lo deseado. Tras ello ya vinieron los abrazos, los besos, las carcajadas y... en fin, todo lo que podemos imaginar.
Como cotilleo final os diré que robé malamente mi identificación para guardarla como recuerdo de ese día.
Firmado: Mª Victoria
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