Artículo publicado en Diario Crítico, por la analista política y bloguera Almudena Negro.
[NOTA: Antes de comenzar, es obligada la protesta de esta columnista, nada sospechosa de pertenecer a la denominada izquierda o de tenerle tirria al personaje: Jaime Mayor Oreja será el único cabeza de lista que no participe, muy a pesar nuestro, en los encuentros digitales organizados por Diario Siglo XXI en colaboración con el IRC-Hispano y Europa Press. Ellos, los del PP, sabrán por qué. En su derecho están. Eso sí, nuestro subdirector, David Camín, debería de haber sido informado antes, y no a regañadientes y tras treinta días de bochornoso choteo y silencios inexplicables por parte del equipo de ¿profesionales? de prensa de Génova, de la negativa de los populares a participar en este encuentro digital. Por eso del respeto mínimo. Lo dicho: vergonzoso.]
¡La que nos espera los próximos quince días! Y es que desde el pasado jueves de madrugada estamos de campaña electoral porque, como casi todos sabemos (y la mayoría pasamos), el próximo 7 de junio se celebrarán los comicios para elegir a los miembros de un Parlamento Europeo que pinta menos que un pepero en un Congreso de la UGT, porque allí, en Bruselas, los que realmente tienen poder decisorio son elegidos dedocráticamente por los burócratas de los gobiernos de los Estados miembro. Pero da igual. Aquí “el partido” se juega en clave nacional.
Vamos con la campaña electoral del PP: lejanos, sosos y repetitivos, utilizando el “Ahora” que hace ya lustros fuera eslogan del PP de José María Aznar. Proponen los del PP “Soluciones”. Económicas. Porque para lo demás… ya me dirán. Ahí tienen a Núñez Feijóo y su traición a los planteamientos de Galicia Bilingüe. Veremos. A los de Mariano Rajoy se les nota demasiado: se ven ganadores. No se dan cuenta que hasta el rabo todo es toro y que tal vez sus votantes no estén tan movilizados como las encuestas arriólicas les cuentan. Supongo que los más confían en que el tirón electoral de Jaime Mayor, que es enorme –recordemos que 3 meses después de las generales de 2004 Mayor Oreja fue capaz, contra todo pronóstico, de casi empatar con un victorioso Rodríguez Zapatero- podrá salvar la situación. El resultado está abierto y hasta es posible que el PSOE pueda ganar por la mínima.
Izquierda Unida como siempre. Sin novedad en la checa.
Los de UpyD (Sosa Wagner), que pelean por alcanzar representación parlamentaria en Bruselas, han teñido a golpe de pregonero de color rosa todo Madrid y en bicicleta se promocionan por las calles de Sevilla. Desde luego, no se puede negar la frescura, jovialidad, alegría y desenfado de su militancia. Por eso ilusionan. Hasta que uno se lee el antiliberal programa económico de UpyD –desde la eco-tasa, pasando por reformar el Pacto de Estabilidad para permitir un mayor endeudamiento hasta la unificación de los límites de velocidad en carretera en toda Europa-, que parece redactado por Gaspar Llamazares. Léanlo.
Libertas-Ciudadanos (Miguel Durán) lucha, como puede, para no ser silenciado por los medios de comunicación que tienen, según afirmó su candidato en el desayuno informativo ofrecido hace unas semanas, secuestrada la democracia al hurtar el acceso a la información a los ciudadanos. Tendrán que hacer un esfuerzo titánico en la red, no veo más salida, si quieren romper el muro de silencio levantado en torno a su políticamente incorrecta y para nada euroescéptica opción electoral. Lo tienen muy complicado, aunque ganas no les faltan.
Pero la campaña que realmente llama mi atención es la del PSOE (López Aguilar). Campaña electoral de corte fascista –sí, he escrito fascista- cuyo único objetivo es llenar las urnas de votos para el partido de Rodríguez Zapatero (“lo malo no es lo que piensan, es lo que votan”), que invita a los ciudadanos (“te han convocado”) a “jugar un partido”. Una campaña del odio basada en la estigmatización y cosificación del contrario que, además, toma por idiotas a los votantes. Y no lo digo sólo por la xenofobia que destila el vídeo presentado por los de Pajín. No. Atentos a la cartelería. No tiene desperdicio.
Lo realmente intrigante es si este tipo de campaña basada en la nada ideológica moviliza, entrado el siglo XXI, al electorado de izquierdas o si el PSOE de ZP se ha alejado ya tanto de la realidad que ni el 'agit prop', del cual es considerado maestro, lo domina ya.
El 7 de junio saldremos de dudas.
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