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No viene siendo frecuente estos días que un periodista se informe y se documente por su cuenta, sin ideas preconcebidas, y sin atender a los clichés que machaconamente se repiten, como consignas, desde los diferentes grupos de poder.
Por encima de toda esa pléyade de "plumillas" obedientes a quien los alimenta, destaca por su imparcialidad, su buen criterio, y por su certero análisis de la realidad política, la columnista Almudena Negro, que ayer publicaba esta excelente crónica del último desayuno-conferencia del Fórum Europa.
Elecciones europeas: informándome por mi cuenta
Almudena Negro
Sí, ya lo sé. Está de moda, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que la jugadita para liquidar a los Ciutadans desde dentro y subsumirlos en el socialismo de UpyD está saliendo bastante peor de lo planificado, poner de hoja de perejil a los de Albert Rivera por su pacto con esos “ultracatólicos” y “ultra-ultra, malos malísimos” del partido Libertas de Declan Ganley, ese católico irlandés que se ha propuesto amargarles la fiesta a los comedores y bebedores de Bruselas, negándose a aceptar lo políticamente correcto, pidiendo el “no” en las urnas para el Tratado de Lisboa (un refundido de la por los ciudadanos rechazada Constitución Europea) y reivindicando un giro democrático de unas instituciones que poco tienen que ver con el espíritu del Tratado de Roma para construir una Europa más fuerte y libre.
Sí, ya lo sé. Está de moda, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que la jugadita para liquidar a los Ciutadans desde dentro y subsumirlos en el socialismo de UpyD está saliendo bastante peor de lo planificado, poner de hoja de perejil a los de Albert Rivera por su pacto con esos “ultracatólicos” y “ultra-ultra, malos malísimos” del partido Libertas de Declan Ganley, ese católico irlandés que se ha propuesto amargarles la fiesta a los comedores y bebedores de Bruselas, negándose a aceptar lo políticamente correcto, pidiendo el “no” en las urnas para el Tratado de Lisboa (un refundido de la por los ciudadanos rechazada Constitución Europea) y reivindicando un giro democrático de unas instituciones que poco tienen que ver con el espíritu del Tratado de Roma para construir una Europa más fuerte y libre.
El caso es que, movida principalmente, lo confieso, por la curiosidad que en mí despiertan Libertas y Ciudadanos, acudí el pasado jueves al desayuno informativo organizado por el Fórum “Nueva Economía”. Declan Ganley aprovechaba la ocasión para denunciar el “pensamiento grupal” que dictamina que hay ideas que “no pueden ser cuestionadas” y advertía que lo que Libertas defiende es una “Unión Europea democrática de la que nos podamos sentir orgullosos”. Ganley denunció además, para horror de parte de los presentes, que en España no se esté sometiendo a referéndum el Tratado de Lisboa (“¿es que yo soy más ciudadano que ustedes Duran.jpgporque he podido votar dos veces y ustedes ninguna el Tratado de Lisboa?”). Y no contento con soltar estas verdades del barquero va el tío y reivindica una Europa que reconozca sus raíces judeocristianas. Sin duda algo intolerable para los democratistas del talante, tan amigos de la dictadura de la mayoría.
Mantra a tomar viento: los de Libertas no son euroescépticos, sino europeístas. Pero, según lo que dicen –no acabo yo de fiarme jamás de las palabras de un político y menos si está en campaña- europeístas defensores de una Europa mucho menos burocrática y mucho más libre y participativa en la cual los ciudadanos puedan sentirse representados y cuyas instituciones deban rendir cuentas ante la ciudadanía. Transparencia y control. Una Europa que nazca de cada uno y “no de una élite escogida”. Como ven todo asquerosamente repugnante para los parásitos del sistema, acostumbrados a hacer lo que les da la gana sin tener que rendir cuentas ante aquellos que les pagan el sueldo, que somos ustedes y yo, querido lector. Libertas defiende también que el presidente europeo sea elegido por los ciudadanos europeos en elecciones libres y, sabiendo que puede ser primera fuerza en Polonia, Irlanda y Estonia, pretende alcanzar la mayoría suficiente en el Parlamento Europeo que le otorgue capacidad de bloqueo para imponer su “dos por uno”: por cada ley que quieras que no te bloquee, deroga dos leyes obsoletas y liberticidas. Por eso de empezar a limpiar Europa de burrocracia. Terrible, ¿verdad?
Lech Walesa, ese súper ultra –y es que algunos jamás perdonarán a los héroes que impulsaron la libertad de millones de personas sojuzgadas por el socialismo-, presente en el evento y presentado por Ganley como un “héroe europeo de nuestra época” recordó que él lucho “por la unificación de Europa y porque en toda Europa haya paz, libertad, democracia. Para que no haya luchas en las calles” y recordó que en Europa “hay lugar para todos”. Dejando claro que él no milita en ningún partido político se definió a sí mismo como “un hombre libre que está buscando las mejores soluciones en todas partes”. “Estoy intentando cambiar Europa”, añadió, para a continuación preguntarse: “¿Dónde están los valores? Yo, el revolucionario que ha ganado muchas batallas, os tengo que decir que no es posible sin valores”. Valores comunes que comparten todas las personas libres, sean del país que sean, profesen el culto religioso que profesen, sean, permítanme utilizar tan falaz pero popular walesa.jpgdistinción, de izquierdas o de derechas. Lech Walesa, además, a diferencia de Ganley, defendió aprobar el Tratado de Lisboa, ya que considera que las cosas se pueden cambiar desde dentro.
El gatuno Miguel Durán (mantra a tomar viento: Libertas es de ultraderecha. Sí, claro. Por eso el proyecto lo encabeza un socialdemócrata de los socialdemócratas de toda la vida) defendió, la supresión de aranceles a la importación de productos del Tercer Mundo y afirmó que su proyecto es “un proyecto joven” en el que no hay políticos profesionales y aludió a la grave crisis de confianza que hay en España y denunció que la UE sirva como “cementerio de elefantes” para enviar allá a los políticos que se quieren apartar aquí. “Esto tiene que cambiar”, afirmó, “la Europa actual está enferma, y España más; el ciudadano tiene que participar”. Propuso crear nuevos mecanismos de control y hacer gestos de transparencia por parte de los propios eurodiputados Denunció también la “censura y cobardía política” en los debates públicos en España, en alusión al veto que Libertas está sufriendo por parte de los “democratísimos” medios de comunicación españoles. Como anécdota que ilustra la objetividad de nuestros periodistas les contaré que el reportero gráfico de un conocidísimo medio de comunicación escrito no paró hasta conseguir una foto de Albert Rivera junto a José Luis Balbás, ambos ciudadanos sin cuentas pendientes con la Justicia y que habían coincidido en el evento, al cual también acudió José María Moreno Balmisa (Unión del Pueblo Salmantino).
“No facilitar información es secuestrar la democracia”, apostilló Durán. Y tiene razón. Pero hoy, gracias a Internet, es imposible secuestrarla por completo.
Usted, apreciado lector, en pleno siglo XXI, con toda la información al alcance de un clic, por favor, no compre los mantras de los totalitarios de lo políticamente correcto que repican día tras día los medios de comunicación tradicionales; que ya se sabe que viven, entre otras cosas, de la publicidad institucional o de la graciosa concesión de una licencia administrativa por parte del Poder. No se fíe. Infórmese por su cuenta. Y luego, mucho más libre, vote [o no vote; una opción tan legítima como otra cualquiera] lo que mejor le parezca.
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