La semana pasada, Antonio Basagoiti denunció públicamente ante las cámaras de la televisión autonómica vasca el apoyo explícito durante la campaña electoral a la facción D3M, vinculada por la justicia a la izquierda abertzale violenta y radical.
El pasado viernes, Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, desvelaba que sólo había aparecido nueve segundos en TV3 en el último trimestre del 2008. Esto ocurre, advirtió, “con las mismas comisiones, las mismas ruedas de prensa y la misma actividad que otros”.
La imparcialidad de las televisiones públicas, financiadas con el dinero de todos los ciudadanos (no hay que olvidarlo nunca) sigue siendo una asignatura pendiente. Existen fórmulas para lograr una mayor ecuanimidad de estas cadenas. Pero hace falta más voluntad política de todos: de la derecha y de la izquierda. ¿Para cuándo una solución?
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