Frases para ciudadanos:

"Todos hemos nacido iguales, y los derechos de cada individuo disminuyen cuando los derechos de uno solo se ven amenazados". (J.F. Kennedy).

"Nada hay más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su tiempo". (Victor Hugo)

martes, 17 de marzo de 2009

El Registro Civil de Cantabria no sabe qué hacer ante la profusión de nombres "cántabros"

Como dice mi amigo Jesús Laínz, "cada día que amanece, el número de tontos crece". Y no lo dice por los sufridos empleados del Registro Civil, que a duras penas son capaces de atender las extrañas peticiones de los padres, sino por aquellos que, atribuyéndose el papel de "académicos de la lengua cántabra", se atreven a sentar doctrina sobre la cantabricidad de ciertos nombres.

Aún recuerdo los intentos de la subvencionada asociación ADIC de normalizar lingüísticamente todo, creando (o mejor dicho, inventando) un Diccionario Castellano-Cántabro, un índice de topónimos tradicionales, un listado de peces con nombres cántabros, ... y ahora, también le toca el turno a los nombres (véase http://www.adic-cantabria.org/).

Copio a continuación el artículo que recientemente apareció en EL DIARIO MONTAÑES, recogiendo las inestimables aportaciones lingüísticas de nuestros aprendices de académicos.

ADIC denuncia trabas para poner nombres cántabros a los niños. Reclama un listado realizado por especialistas para los registros civiles

MARIÑA ÁLVAREZ (El Diario Montañés)

«¿Cómo que no me deja ponerle Brez? ¿Y por qué sí Abdulá o Güendolín?». Dicen desde ADIC que más o menos así se desarrolló una airada discusión en un registro civil cuando un socio de Camaleño acudió tan contento con el topónimo lebaniego perfecto para su bebé. A nadie en la oficina sonaba Brez. En las estanterías: libros de nombres vascos, gallegos y catalanes. De cántabros, «un par de folios» redactados por los propios funcionarios a medida que se van inscribiendo, que son «listados de dudosa procedencia y no realizados por especialistas». En cuanto a extranjeros, «como no se rigen por nuestra ley, no les importa».

Dice el presidente de la asociación, Bernardo Colsa, que hay «un exceso de celo» con los de casa en estas cuestiones y que se pide lo impedible para certificar la existencia de los nombres cántabros. Tanto es así que, hace un tiempo, uno acudió a inscribir a su hijo como Nel (diminutivo cántabro de Manuel) y le sugirieron «mejor Mel», por el Gibson, más conocido por los del registro, vaya.

«Un certificado, por favor»
Últimamente «nos ha llamado una veintena de personas», continúa Colsa, implorando certificados de nombres. Pero resulta que ADIC no es un organismo oficial ni tiene por qué dedicarse a tales menesteres. No hay academia de la lengua cántabra ni, de momento, el cántabro es una lengua. Así las cosas, se limitan a recomendar algo de bibliografía para demostrar la existencia de los antropónimos: en novelas costumbristas, libros de historia y en dos obras dedicadas al asunto: 'Nombres cántabros de persona', de Gelu Marín, y 'Onomástica de Cantabria', de Jesús J. Maroñas. También recuerdan a los 'agraviados' que según la Ley del Registro Civil se puede poner cualquier nombre siempre que no cause duda de género o sea lesivo para la persona.

Aclaran que «no en todos» los registros son así de puntillosos, pero que facilitaría las cosas «que incorporen un listado de nombres cántabros de persona elaborado por un organismo competente de la Comunidad Autónoma, se ajuste a derecho sin quedar al arbitrio aleatorio de la comprensión de un funcionario».

Pero, mientras no lo hay, la tarea de los trabajadores es bien difícil, si alguien va a inscribir a su hijo como Andoto o Elanio (nombres masculinos recogidos por ADIC «usados en otras épocas»), o los femeninos Amia, Dovidena y Quemia, también en esa categoría de «antiguos». Hoy es más «moderno» usar la toponimia y ya se admiten Buelna, Luria, Naroba, Tanea, Olalla y Cumbres para las niñas, y el aludido Brez, Jano o Iurde (que viene de Jorge, usado sobre todo en Santiurde) para los niños.

Colsa señala otros «más tradicionales» y de los que existe constancia de que ha habido dificultades para su reconocimiento «aún sin la certeza de que alguien se llame así»: Luga (que significa rayo de luz) y, más conocida, Anjana.

Y constan variantes cántabras de nombres comunes en España, como Ñevis (Nieves) y Mariya (María), o Nelu (Manuel), Gelu (Ángel), Cenciu (Inocencio) o Cibriá (Cipriano).

Aseguran en ADIC que por San Vicente está «muy extendido» el nombre de Barquera para las niñas, con el María delante, además de otros relacionados con las tradiciones como Puerto, Valvanuz, Brena, Olalla, Olaja, Cruz, Valmayor, Lindes, Montes, Mar y Montesclaros, sobre todo si así se llama la patrona del pueblo. Añaden en esta categoría Amós «muy extendido entre gente marinera, pero no privativo de Cantabria», Colío o Ibio.

Parece que ya empieza a haber muchas Devas, Laras, Laros y Necos; que quién sabe si a alguno ya le gusta Pas, Abano, Talania, Noive, Acca, Vado (¡!) o el mismo Cántabro para su criatura, y que otros apuestan por cantabrizar a sus chicos con Isidoru o, más aún, Sidoru. Sea cual fuere el nombre escogido, que acompañará (o perseguirá) a su dueño mientras viva, ADIC cree urgente y necesario que el asunto se normalice «para evitar situaciones incongruentes». Que dentro de unos años uno no descubra que su nombre no existe ni significa nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No, si todavía se creerán legitimados para insultar a quienes desafíen al españolismo rancio imperante, citando además a un "ilustrado" como Jesús Lainz. A ver si tenemos un poco más de afecto a esta tierra, nuestra tierra, y no sacrificamos parte de SU CULTURA para no "hacer tambalear lo español". De momento y tras lo demostrado, me alegro de que la presencia de Ciudadanos en Cantabria sea residual.

Luis Fernández del Campo dijo...

Sr. Anónimo: el Sr. Laínz (que no oculta su nombre) es mucho más ilustrado que usted. A estas alturas del siglo XXI, algunos como usted no han superado aún el provincianismo y localismo más acérrimo. No se trata de sacrificar la cultura de Cantabria, que forma parte de la española, sino de traer a colación el sentido común. Tratar de convertir modismos locales en una pseudo cultura independiente de la española no es más que una muestra de la llamada "cultura del campanario", según la cual solo interesa lo que se alcanza a ver desde el mismo.
No crea usted que nuestra presencia en Cantabria sea residual. Afortunadamente, sus ideas sí que son residuales, las nuestras se extienden entre muchos otros miembros de partidos, y ciudadanos en general, con sentido común.

Uhanu dijo...

A mi lo que me parece es que aquí se mezclan churras con merinas. Partiendo del hecho de que cualquier nombre me parece válido siempre que no atente contra la dignidad, poco tienen que ver unos Olalla o Iurde formas autóctonas de Eulalia y Jorge con siglos de antigüedad y recogidos en la toponimia; con Cenciu o Mariya que son apócopes o formas coloquiales actuales; con nombres prerromanos como Amia o Neco; con las clásicas patronas del pueblo Puerto, Valvanuz; con topónimos puros y duros Naroba, Linto, etc.

Por otra parte ¿habéis leído ese diccionario?, le pierde el nombre, lo sé, pero me parece un buen trabajo. El mapa de topónimos tradicionales es bastante serio y respeta los nombres tradicionales de cada valle (no se dedica a añadirle ues a los nombres como algún otro que he visto). Entiendo que a lo que viene de ADIC muchos aplican el vade retro pero alguna cosa seria han hecho ultimamente a mi modo de ver. Otra historia es la subvención...

En fin, por sus principios y mi rechazo a los nacionalismos, al inicio, cuando surgió en Cataluña, tuve cierta simpatía hacia ciudadanos pero en su llegada a Cantabria me ha decepcionado. Desprecian hasta el más mínimo signo de cultura autóctona, tachando de necedad, provincianismo y cultura de campanario cuanto se mueve lo más mínimo de su patrón oro. Y créame, algunos hace tiempo que volamos del campanario y aunque ver mundo enriquece no despreciamos nuestros orígenes. Por cierto los campanarios de Santander o de Madrid no son mucho más altos.

Unknown dijo...

Cáa vegáa semos más las presonas que jullen la globalizanza i el mundialismu empositor. Cantabria tien aidioma sellencu dendi jaz tiempu asgaya, y estu nou tien porque alamiestar a naidie.
Yo cáa vegáa parlo cun argüllu asgaya'l aidioma lus que enantis parlaron ensin miéu angunu.
¡ESMANA`L TU MIÉU I PARLA CÁNTABRU DERREÚ!
¡ESPANTA TU MIEU Y HABLA CÁNTABRO A POR TODAS!