La ideología se puede usar para muchas cosas y se puede usar mal o bien
(El Correo).- Hay gobernantes que aparecen en los momentos difíciles para solucionar los problemas más graves y hay otros que aparecen también en esos momentos críticos, pero para crear nuevos problemas que no había. La gente se equivoca cuando cree que es una cuestión de ideología. La ideología en esto es algo secundario. La ideología se puede usar para muchas cosas y se puede usar mal o bien. Con una ideología conservadora se pueden realizar hazañas sociales que tenga que reconocer como buenas la izquierda y viceversa.
En realidad en eso debería consistir la política, en que cada partido, cuando llega al poder, haga lo que otros, precisamente por prejuicios ideológicos, no se atreverían a hacer; lo que sólo puede hacer ese partido, pero más adelante van a asumir todos como bueno. En eso se ve la talla de los gobernantes y los gobernantes de talla, en que sacan su ideología para ganarse al que es de ideología contraria, en que la ideología saca de ellos lo mejor que tienen. Hay gente que saca la ideología para arreglar algo y quien la saca por puro exhibicionismo, para epatar, para restregar por los morros, para tocar las narices. Uno siempre ha sabido distinguir a quienes eran de izquierdas o de derechas de quienes le tocaban las narices con la izquierda o con la derecha, que es otra cosa.
Porque aquí viene lo importante. Sea cual sea tu tendencia ideológica, cuando alguien viene a tocarte las narices con la derecha o con la izquierda, te irrita tanto esa derecha como esa izquierda que sólo quiere tocarte las narices y porque te las está tocando efectivamente. ¿No nos ha ocurrido más de una vez que nos pone de mal humor alguien que piensa exactamente como nosotros por el modo en el que utiliza ese pensamiento en el que coincidimos, por la simple manera en que lo expresa y la interpretación que de él hace?
Con la ideología de izquierdas se podían haber hecho varias cosas muy distintas en la Transición, pongo por caso. Se podía traer la democracia a España o se le podía haberle cortado la cabeza al Rey y haber conseguido que acabáramos todos a leches. Creo que las dos opciones habrían sido igualmente izquierdistas, pero una era inteligente y la otra era de imbéciles. Con la ideología se les puede tocar las narices hasta a quienes la comparten o se puede intentar hacer un mundo mejor. No estoy defendiendo ese falso tópico de que 'todas las ideologías son buenas', y de que 'las malas son las personas'. Hay ideologías que son esencial e intrínsecamente perversas. Pero, como no hay nada que sea absolutamente malo en este mundo, sí me atrevería a decir que incluso en este último caso hay gobernantes capaces de presentar el escaso lado positivo que tienen las peores. Probablemente sean los más peligrosos.
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