CIUDADANOS NO SE SUBASTA

La subasta electoral

20 febrero 2008,

Sectorial Técnica C's, Koldo Blanco

Los periodos electorales son muy divertidos en España. En cuanto los partidos le ven las orejas al lobo de las elecciones generales, allá que se ponen las ropas de caperucita y salen alegremente a corretear por el bosque de las promesas electorales, buscando llenar su canasto de votos. Si les preguntan, contestarán que están buscando a su abuelita. Lo habitual es que por el camino hayan olvidado su principal cometido, si es que alguna vez lo tuvieron: hacer balance del ciclo que concluye, reconocer los problemas reales de los ciudadanos y proponer políticas razonables para solucionarlos.
Lamentablemente, las campañas cada vez más se parecen una subasta, en la que los dos partidos mayoritarios hacen el papel de charlatanes, compitiendo por llamar la atención de un público que no puede ya tomar en serio las propiedades que atribuyen a sus tónicos milagrosos. Cada cuatro años es lo mismo. Esta vez sin embargo, si es que aun era posible superar en desvergüenza su comportamiento habitual, tanto los políticos del partido del gobierno como los de la oposición lo están consiguiendo. Aplaudámosles el esfuerzo.
Comienza la puja el partido del gobierno. El PSOE ha prometido 400 € de ayuda para pagar las hipotecas. No ha dicho nada sobre los motivos por los cuales los precios de la vivienda se han multiplicado por dos durante los últimos diez años. Tampoco ha explicado qué ha hecho o qué hará su gobierno para evitar que España continúe siendo uno de los países con una oferta de vivienda social y de alquiler de las más bajas de Europa, y con uno de los porcentajes de pisos vacíos más altos en proporción al parque edificado. En resumidas cuentas, no ha explicado lo que verdaderamente podría interesar a los ciudadanos: qué medidas tomará para que en el futuro muchos españoles no tengan graves dificultades para pagar su hipoteca o para acceder a una vivienda. Porque la deducción fiscal que ha prometido el gobierno puede que ayude a unos cuantos este año de gracia; pero no lo hará el año próximo ni los que vendrán. Infortunadamente, no siempre hay elecciones para recibir subsidios del estado a cuenta de lo que el mismo estado no ha sido capaz de garantizar como era su obligación: una vivienda digna, accesible para todos los españoles.
Pero el PP no le anda a la zaga, en cuanto a demagogia, al gobierno. Son exactamente 500 millones los árboles que ha prometido plantar nuestro flamante jefe de la oposición si gana las elecciones; es decir, a razón de unos 342.500 diarios durante cuatro años. No ha especificado si lo hará con sus propias manos o subcontratará mano de obra inmigrante. En cualquier caso, no parece probable que lo cumpla, sobre todo teniendo en cuenta la responsabilidad de su propio partido en algunos de los más graves atentados urbanísticos de que se tiene noticia, como es el caso de la aldea de Villanueva de Gómez, en Ávila, donde la Junta de Castilla y León ha permitido la tala de 15.000 pinos para construir 7.000 viviendas en una zona de alto valor ecológico que no dispone siquiera de suministro de agua potable y cuyo proyecto fue ya objeto de una declaración de impacto ambiental negativa. Con semejantes antecedentes no es extraño que muchos ciudadanos duden de la sinceridad de las promesas del principal partido de la oposición y de su capacidad para cumplirlas.
Evidentemente, ninguna persona sensata puede tomarse en serio tales promesas. Forman parte del juego a que se entregan los partidos antes de las elecciones. Una vez concluidas éstas, serán olvidadas. Es entonces cuando comenzará la auténtica subasta, la que nos preocupa de verdad, la del estado, cuando sea evidente la necesidad de los grandes partidos de pactar con los pequeños nacionalistas para formar gobierno. Porque los partidos nacionalistas no desean un gobierno fuerte, que lleve a cabo políticas ambiciosas a nivel nacional. Prefieren gobiernos débiles, a los que puedan vaciar de competencias en beneficio de su propio interés, que a menudo suelen confundir con el de su respectiva comunidad autónoma o región. No creen en la solidaridad entre territorios ni en la igualdad de derechos de todos los españoles. Harán todo lo posible para dificultar que se pongan en marcha políticas que podrían beneficiar a todos los ciudadanos sin distinción de la comunidad en que residan.
Inevitablemente, el partido que gane las elecciones pactará con los nacionalistas y su política será condicionada por estos pactos. Lo que sucederá entonces será mucho más grave que el incumplimiento de promesas electorales más o menos frívolas. Los pactos con los partidos nacionalistas impedirán que el gobierno español, sea del color que sea, afronte seriamente políticas a nivel nacional que son muy necesarias y urgentes, como las que tienen que ver con la reforma del modelo de estado, educación, sanidad, vivienda e infraestructuras.
En su programa electoral, C's-Partido de la Ciudadanía propone algunas medidas razonables y basadas en el sentido común para armonizar estas políticas en todo el estado. Para ello está dispuesto a llegar a acuerdos con todos los partidos de ámbito nacional que estén dispuestos a no ceder ante el chantaje nacionalista. Entendemos que esto es lo que necesita el país y demandan la mayoría de los ciudadanos; no el triste espectáculo de unos vendedores de feria tratando de conseguir cuotas de poder a cualquier precio.

Koldo Blanco - Sectorial Técnica C's