MI VOTO NO ESTÁ EN VENTA

Después de días de intensos debates, entrevistas, reportajes, de los líderes de los dos grandes partidos,... ¿qué nos queda? ¿cuál es la última idea que le queda en la mente al votante? Me vienen a la cabeza de inmediato: la niña de Rajoy, un presidente que nos desea ¡buena suerte! (aviados estamos si dependemos sólo de la buena suerte), el miedo del PSOE a que vuelva la "derecha" (si tu vas, ellos no vuelven), la amenaza nacionalista (como siempre), el cheque-regalo de 400 zetapeuros, etc., etc.
Desde aquí digo a todos que mi voto no se compra, ni se presta a quien se erige en salvador de la patria, bajo el pretexto del voto útil. Y como los que estamos en este proyecto de regeneración democrática llamado CIUDADANOS, tenemos memoria (aunque sea con la ayuda de San Google), voy a aportaros un interesante texto, que a bien seguro ZP no recuerda bien.

Bruno Alonso, diputado socialista por Cantabria durante la República, escribió un artículo en 1931 en el que pedía a los obreros que no se dejasen engañar por quienes ofrecían prebendas y dinero a cambio de obtener el voto.

Bruno Alonso era un verdadero socialista. Los ZP de ahora son vividores que han traicionado el ideal socialista de aquellos que como Bruno Alonso entregaron su vida por la justicia. Estas eran las palabras transcritas del artículo "El Proletariado ante las urnas" en el periódico El Cantábrico:

"La ignorancia y el alejamiento de la conciencia ciudadana del gran problema político trazado en todas las páginas de nuestra historia, fueron la causa de que las elecciones fuesen en todas las épocas hechura de mercaderes, de caciques, de sanguijuelas, que, ayunos de todo ideal, iban de puerta en puerta, engañando y sorprendiendo a las ingenuas voluntades de los pobres electores. Así se explica que, siendo el cargo de concejal o de diputado, un puesto de actividad, de trabajo y de sacrificio, si se quiere defender al pueblo, la mayoría de esos candidatos, sabuesos sin historia, ante el propio pueblo ofrecían a los electores favores, y hasta dinero, a cambio, si les votaban, de cobrárselo luego con creces –que está fue su intención- prevaricando y enfangando su cargo en negocios de interés público, cuyo pagano era en definitiva, el pobre pueblo, esa conciencia ciudadana que en vez de votar por aquellos que respondiesen, con el cumplimiento de sus deberes, ante el alma popular, votaba a los audaces y a los mercanchifles que, además de buscar un medro, servían y sirvieron siempre al interés y a los privilegios de las castas usurpadoras".

Ante las próximas elecciones, comprobamos que la historia se repite con el mercadeo compra-votos de nuestros políticos, pero con una grandísima y radical diferencia: entonces era un socialista –Bruno Alonso- el que denunciaba y advertía de este infame mercadeo; y ahora es uno que se dice socialista PERO QUE NO LO ES –Rodríguez Zapatero- el principal mercader.