Publicado en La Razón Digital
El PNV anda más ultramontano que nunca con su referéndum frustrado, las ridículas llamadas de Ibarretxe a los vascos a viajar para hacer no sé qué en Estrasburgo y las de Azkuna para que hablemos en familia el euskera que no sabemos. Pero en los disturbios de ayer en San Sebastián la peña de ETA gritó lo de «PNV español» con una convicción cinematográfica admirable.
A su vez, el mundo de ETA hace como que no tiene nada que ver con Otegi, y la misma actuación ayer de la Ertzaintza respondía a una simétrica operación de desmarcamiento de ETA por parte de Ibarretxe y del PNV. O sea que el nacionalismo vasco se ha propuesto hacerse el sueco consigo mismo como si ahí nadie tuviera que ver con nadie cuando todos sabemos que ahí precisamente todos tienen que ver con todos.
La clave del nacionalismo vasco no está ni en el bucle melancólico ni en el rollo macarrónico, sino en «Los tramposos», aquella película española de los años sesenta en la que Tony Leblanc se calaba una boina para practicar el timo de la estampita, y en la que los demás cacos de la banda andaban al acecho aunque haciendo como que no se conocían y pasaban por ahí. En cuanto le hagan el timo de la estampita soberanista a Zapatero vamos a verles a todos corriendo a la vez: a Otegi, Ternera, Ibarretxe? Esto es una españolada.
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