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Vaya follón, jolgorio, jarana o lío se ha montado por la foto de familia que tiene a ZP cabreado como una mona. Es el monotema en España. Lo cierto es que he sentido mucha lástima por las hasta la semana pasada anónimas niñas de Rodríguez Zapatero, vapuleadas hasta la extenuación en Internet y convertidas por su no saber estar y la mala educación de sus muy anti sistema papás en hazmerreir no ya nacional, sino internacional. Lean el “New York Post”, que publica la imagen y aclara a los useños que su presidente no está en una celebración de fans de “Crepúsculo”, sino junto al presidente español y familia.
El inevitable aquelarre comenzó cuando la imagen salió, de la mano de la administración Obama, a la luz. La forma en que las chiquillas, que en dicho acto no eran las góticas hijas de José Luis y Sonsoles, sino las hijas del Presidente del Gobierno de España, aparecieron en el acto oficial en cuestión se ha cargado de un plumazo o “flashazo” años de marketing socialista. Y es que, se pongan como se pongan, la falta de respeto de Rodríguez Zapatero y Sonsoles Espinosa hacia sus anfitriones, la mala educación y la falta de clase quedaron retratadas negro sobre blanco ante la opinión pública mundial.
Precisamente es el papá de las jóvenes que van a recepciones oficiales con botas paramilitares y túnicas negras –dicen las malas malísimas lenguas que las niñas, cosas de la LOGSE, confundieron Pennsylvania con Transilvania- el que pretende imponernos al resto cómo educar a nuestros hijos. Y eso, qué quieren que les diga, produce terror.
El viernes ya se conocía que la agencia EFE había decidido, dicen que después de la correspondiente llamada monclovita, no difundir otra instantánea de las menores tomada el miércoles por la mañana. Telecinco también habría logrado captar imágenes de las chiquillas en la sede de la ONU y no las ha hecho públicas. Este pasado fin de semana la prensa internacional se hacía eco del intento de censura propio de un Caudillo de régimen autoritario ejercido por papá, que es quien decidió llevarse a Laura y Alba de viaje oficial en avión oficial a un acto público y que posaran para el fotógrafo oficial. Después del voluntario posado y sorprendido porque en los países democráticos las fotos oficiales se hagan públicas intentó impedir –está claro que en el PSOE no se han enterado de la velocidad que alcanza la comunicación gracias a la red de redes que todo lo sabe, no entienden el funcionamiento de la comunicación en el siglo XXI; brecha ésta en la política de comunicación socialista que el PP, igual de perdido en esto de la red, debería aprovechar- la difusión de la fotografía. Igual es que la cantante de ópera con niñas dicen que carentes del más mínimo gusto musical y el político pensaban que las fotos oficiales se hacen para el álbum familiar. Ca-te-tos.
Extravagante es también que ZP considere, y los medios que van de democráticos se avengan a ello, que se ha roto un “pacto tácito” para no difundir imágenes de las menores cuando acudan a actos oficiales. ¿Qué clase de pacto es ese, señores? Si el señor Rodríguez no quiere que sus hijas salgan en la foto que no las lleve a ese tipo de eventos. Punto. Que tome nota de Nicolás Sarkozy cuyo hijo pequeño ha sido retratado en la tribuna de invitados de la Asamblea de la ONU sin permiso del Elíseo y no ha pasado nada. O de la naturalidad con que las simpáticas hijas de Obama aparecen en la prensa, eso sí, posando fuera de horario escolar.
Colea también el uso de fondos públicos, que tiene que ser transparente. Y, en ese sentido, tiene ZP que explicar quién ha pagado el ya inolvidable viaje de sus retoños, que al parecer no tienen edad para poder aparecer en una foto sin permiso pero que podrán en breve –la mayor tiene ya 15 años- abortar sin contárselo a mamá.Y había quien hace unos meses se reía de la ficticia niña de Rajoy. Eso es que no se podía imaginar la que iban a organizar las muy reales y siniestras niñas de ZP.
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