LA ESPAÑA DESQUICIADA, de Jesús Laínz

Aprovechando un viaje en avión, esta mañana he iniciado la lectura del último libro de mi paisano y amigo Jesús Laínz, en el que va desgranando en cada artículo su certera visión de la España zapateril. Os recomiendo su lectura, es un alivio leer que alguien que opina igual que uno mismo, se atreve además a escribirlo y publicarlo. Desde aquí le deseo suerte en sus ventas, aunque no tanto por lo que puede suponer de alivio para su cuenta bancaria, sino también porque ayudará a muchos a "abrir los ojos" y darse cuenta de la progresiva desmembración de España a la que nos está llevando las ansias de poder de unos cuantos políticos (los nacionalistas), apoyadas por la pasividad de otros, especialmente de quienes dicen gobernarnos.

Adjunto a continuación algunas reseñas sobre LA ESPAÑA DESQUICIADA:

El Semanal Digital

ESPAÑA DESQUICIADA, receta de J. Laínz para acabar con el zapaterismo.
Carmelo López Arias

Un repaso a Almodóvar, el botellón, el indigenismo abertzale, un nuevo franquismo, el despeño del 78, el género tonto, la estupidez progre, los esdrújulos zetapéricos o el "n´asturianu".

Jesús Laínz deslumbró a miles de lectores con su gran éxito Adiós, España, que sigue siendo el más profundo análisis sobre los nacionalismos (y en particular sobre el vasco y el catalán) publicado desde su despuntar en la Transición. Luego ofreció en La nación falsificada una entretenidísima sucesión de pequeñas biografías sobre la peripecia de esos vascos y esos catalanes de renombre que han contribuido de manera singular a engrandecer la Patria común.

Y ahora llega España desquiciada. Apuntes sobre el desasosiego nacional, su tercer libro en Ediciones Encuentro. Una obra especialmente querida para Elsemanaldigital.com, dado que buena parte de los textos aquí recogidos aparecieron en primera instancia en nuestro periódico. A ellos se añaden colaboraciones en La Razón y artículos inéditos. En conjunto, un volumen con una precisión importante que apunta el autor: "Fueron escritos durante la legislatura que arrancó el 14 de marzo de 2004, tres días después de aquella espantosa madrugada madrileña".

Ha expurgado los más vinculados a cuestiones de actualidad coyuntural, y el conjunto desvela una clara línea directriz: "El eterno problema separatista que padece España desde hace un siglo".

Sobre tal asunto se ha escrito mucho, pero la originalidad de la perspectiva de Laínz es doble.

Por un lado, su formidable carga lógica. El éxito de sus libros anteriores, y el que le auguramos a éste, reside en que, una vez planteada su tesis, resulta muy difícil encontrar huecos por donde atacarla. Y así el lector no sólo queda convencido, sino nutrido de un buen armero argumental con el que rebatir el continuo bombardeo de las falacias nacionalistas.

Por ejemplo, y por hacer referencia a polémicas de la legislatura: el que dedica al expolio del Archivo de la Guerra Civil en Salamanca resume en dos trazos las posiciones respectivas hasta concluir que "de esa concepción fraudulenta que hace de la guerra en Cataluña no una guerra civil sino una invasión de un país extranjero, nace el absurdo de que la documentación en cuestión sea considerada un botín de guerra", lo cual podría valer con ese criterio para cualquier otro papel allí almacenado.

Pero además, en los artículos de Jesús Laínz destaca el desparpajo. Dicho de otra forma: dice lo que quiere decir sin los eufemismos a los que el lenguaje políticamente correcto nos intenta obligar. Y así, no le importa defender un "patriotismo aconstitucional", porque asegura sin complejos que el problema de los nacionalismos no es la idea de nación. Las supuestas naciones vasca y catalana son producto "de una descomunal falsificación", pero "la española es verdad": "No hay que atacar a las falsas construcciones identitarias por ser identitarias sino por ser falsas".

Y aunque respeta, como amante de todo lo que en el suelo patrio ha surgido, las variedades dialectales -en este caso el bable asturiano-, critica el despilfarro de dinero público para rotular Rede regional de carreteres en vez de Red regional de carreteras, y lo califica como una "idiotez". Que es lo que piensan incluso quienes cobran por rotular así, pero no está mal que haya alguien que grite que el rey está desnudo.

Tampoco es de los que halagan al respetable. El español es el "pueblo más sumiso al poder" que pueda encontrarse, pese al "orgullo espartaquista" de quienes le atribuyen una cualidad innata para la rebeldía. ¡Lo peor es que lo demuestra con algunos ejemplos!

Además rescata joyas como la conferencia de Claudio Sánchez Albornoz oponiéndose a la creación de la comunidad autónoma cántabra, o un curso impartido por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) donde se enseña "cómo gestionar las carreras de los concejales salientes y de los concejales que seguirán".

Vamos, que vale la pena sentarse un sábado o un domingo a ventilarse sin respirar estas doscientas y pico páginas. Habrá momentos de cabreo, otros de risa y -por qué ocultarlo- demasiados de angustia. Pero, en fin, si hasta España es perecedera, como Zapatero se empeña en demostrar, no digamos nada del zapaterismo, al que le ha salido un grano (el dónde lo ponen ustedes) con los libros de Laínz.

ESPAÑA DESQUICIADA POR IVÁN VÉLEZ.

Jesús Laínz acaba de publicar España desquiciada.

Apuntes sobre el desasosiego nacional (Ediciones Encuentro, Madrid. 2007). Se trata de un libro en el que se compilan breves artículos que gravitan sobre el fundamental problema que aqueja a la nación: la amenaza de desmembramiento que se cierne sobre la integridad de la misma.

Esta novedad libresca de Laínz continúa la senda abierta por sus anteriores obras, la monumental Adiós España y, posteriormente, La nación falsificada. Huelga hablar de la erudición que ambos libros, no obstante, no nos resistimos a detenernos brevemente en cada uno de ellos.

De la primera podemos decir que se trata de un ensayo enciclopédico que se constituye a la contra de las falsificaciones históricas en que se apoyan los nacionalismos secesionistas. El desmantelamiento del célebre domuit vascones, por detenernos en uno de sus capítulos, resulta sencillamente magistral.

En cuanto a La nación falsificada, su estructura resulta reveladora. Rematada con un extenso epílogo que constituye en sí mismo un brillante ensayo en torno a la cuestión nacionalista, por sus páginas desfilan 60 personajes y colectivos de origen vasco y catalán que han resultado fundamentales para la historia de España. La amenidad con que se presentan dichas biografías, iluminadas por las caricaturas de Julen Urrutia, constituye otro de los atractivos del libro.

España desquiciada abunda en el camino emprendido por Laínz, pues si pensar es “pensar contra alguien”, el historiador cántabro continúa en su denuncia de los proyectos de secesionistas. En este caso, y por tratarse de una colección de artículos, el lector no hallará la sistematización de las obras ya comentadas, lo cual no rebaja el interés de su lectura, pues este “pespunteado argumental” que lleva a cabo Laínz, constituye una invitación a ahondar en las cuestiones tratadas.

Recomendamos, por tanto la lectura de España desquiciada a todos los españoles, particularmente a muchos de los que ocupan un sillón en el Congreso de los Diputados. Especialmente a aquellos usuarios de la cursi y pintoresca expresión que al que esto firma, saca de quicio: “la España plural”.